Para muchos alumnos, elegir el Liceo francés es una decisión familiar. Los padres o incluso hasta los abuelos han ido al Liceo. La trayectoria viene a menudo ya trazada y el alumno que comienza la escuela francesa desde su más tierna infancia sólo es consciente del impacto real más tarde.

El alumno se mezcla con niños de todas las nacionalidades, convive con la lengua del país de acogida y con el francés como lengua de enseñanza, construye su aprendizaje en un universo de referencias múltiples. Las formas de socialización pasan por una aculturación de las reglas y principios de la enseñanza francesa, pero también por las historias de sus camaradas que han vivido en otros países, que han recorrido continentes diferentes junto a sus padres, o simplemente han nacido allí.

En un centro francés, lo intercultural y multicultural, coexiste y se afronta para enriquecerse mutuamente. Esta identidad plural crea un apego y comprensión hacia lo que es diferente y facilita la adaptación al país de acogida gracias a todos los integrantes de la cultura local. Las ideas y los valores de la cultura francesa son los cimientos de la identidad europea, y los jóvenes franceses, españoles y portugueses que se forman en los pupitres de una misma escuela, se están forjando un futuro común.

En este sentido, el francés desde la más tierna infancia, es sinónimo de apertura de mente, pero también de espíritu crítico. Se asocia a los valores universales pero también a la modernidad que transmiten los programas educativos franceses, adaptados a las especificidades de cada país. Más que un aprendizaje funcional de una lengua de comunicación, el francés es para muchos jóvenes una manera de pensar, razonar y comprender el mundo.

Muchos antiguos alumnos se acuerdan de la Escuela infantil donde aprendieron a jugar, leer, contar, recitar poesías en dos idiomas. Esta identidad se va consolidando a lo largo de su escolaridad. Los niños y niñas de los liceos franceses construyen y desarrollan fácilmente competencias plurilingües, que les ayudarán en sus futuros estudios y proyectos de vida.

Una preparación para las mejores universidades y muchas posibilidades de formar parte de la élite social, cultural, intelectual, económica en un mundo laboral cada vez más globalizado.

La lengua y la cultura francesa en España y Portugal no se han visto afectadas por la crisis económica europea, es más, han mantenido una vitalidad indiscutible. Los alumnos de francés han comprendido que cuentan con una ventaja innegable que les facilita la movilidad y el empleo, tanto a los jóvenes como a los adultos.

Los antiguos alumnos de los liceos franceses suelen continuar la enseñanza superior en las mejores universidades, aprovechando ampliamente la ventaja de las dobles titulaciones de nivel de máster. El francés constituye una ventaja para acceder al mercado laboral francófono e internacional, siempre en busca de jóvenes talentos plurilingües.»

Isabelle MARCHI-BARBAUX, Inspectora académica, Consejera cultural adjunta, Embajada de Francia en España (2010-2014)